En el mismo bote: Historias de la crisis climática – Mientras el país arde, nos quitan las protecciones

Mientras el país arde, nos quitan las protecciones

Un megaincendio que está arrasando partes del Gran Cañón y una ola de calor sin precedentes que afecta a grandes regiones de Estados Unidos son los ejemplos más recientes de cómo los desastres climáticos se están volviendo más frecuentes e intensos. Mientras tanto, la administración Trump está tomando medidas para revocar la Declaración de Peligro, la cual ayuda a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) a limitar la contaminación de nuestro aire.  

La Declaración de Peligro es la base científica de nuestras leyes de aire limpio. Reconoce que gases como el dióxido de carbono y el metano amenazan la salud pública y deben ser controlados. Si la eliminan, la EPA perdería autoridad para limitar la contaminación, justo cuando el calor extremo, los incendios y las tormentas son más peligrosos que nunca.

Las familias latinas están sintiendo los crecientes impactos de la crisis climática en su día a día. Los costos del seguro de vivienda están aumentando rápidamente en todo el país, impulsados por el clima extremo. En estados como Texas, 92% de los propietarios de vivienda están preocupados por el costo de sus primas. Tres de cada cuatro personas (73%) temen que los eventos climáticos extremos se vuelvan más frecuentes en los próximos cinco años, y la mayoría (57%) reconoce que el cambio climático está empeorando estos desastres.

Los trabajadores al aire libre en agricultura, construcción y logística, muchos de ellos latinos, enfrentan temperaturas peligrosas sin suficiente protección. Los niños y los adultos mayores son más vulnerables que nunca, ya que los ataques de asma, los golpes de calor y otras enfermedades relacionadas con el calor extremo aumentan en nuestras comunidades.

Las olas de calor no solo son peligrosas, también son costosas. A medida que los aires acondicionados funcionan sin parar para mantener a las familias seguras, el consumo de electricidad se dispara. Eso provoca facturas de energía más altas para las familias trabajadoras que ya están al límite. 

También estamos respirando más contaminación. Más de 15 millones de latinos viven en condados con aire contaminado, y los niños latinos tienen un 40% más de probabilidades de morir de asma que los niños blancos. 

Si la EPA pierde su autoridad para regular la contaminación, esta realidad empeorará porque los eventos climáticos extremos seguirán intensificándose, poniendo en riesgo nuestras vidas y nuestros bolsillos. Eso significa más visitas a la sala de emergencias, más días de escuela perdidos y consecuencias más graves para la salud de nuestras familias.

Los incendios forestales, extensos producto de la sequía y el calor, huracanes e inundaciones son cada vez más fuertes y frecuentes. Solo en 2024, Estados Unidos sufrió 27 desastres climáticos que causaron más de mil millones de dólares en daños cada uno. Las comunidades latinas, especialmente en zonas de alto riesgo, a menudo no cuentan con los recursos para prepararse o recuperarse de estos eventos. El incendio del Gran Cañón, que ya es un megaincendio, es otra señal urgente de que necesitamos más protecciones climáticas, no menos.

La decisión de eliminar la Declaración de Peligro de la administración Trump no es solo una decisión política, es algo personal. Amenaza los pulmones de nuestros hijos, la vida de nuestros abuelos, nuestros empleos y nuestro futuro. Atacar reglas basadas en la ciencia es un ataque a nuestro derecho básico de respirar aire limpio y vivir en comunidades seguras.