En el mismo bote: Historias de la crisis climática — La Verdadera Voz del Liderazgo Climático No Está en Washington

Por Antonieta Cádiz

La imagen política más contundente de la COP30 no fue un discurso, sino la vacante dejada por la delegación federal de Estados Unidos, que decidió no asistir a la cumbre climática más relevante del año. Ante esa ausencia, más de cien líderes estatales y locales, entre ellos el gobernador de California, Gavin Newsom, viajaron a Belém, Brasil, representando intereses subnacionales y logrando acuerdos significativos.

Y es que fuera de Washington, el mundo no está esperando sus instrucciones sino aprovechando su inacción para tomar el liderazgo. En la primera mitad de este año, por primera vez en la historia, las energías renovables generaron más electricidad que el carbón a nivel global, impulsadas por el crecimiento de la solar y eólica. China, por ejemplo, se convirtió en el primer país del mundo en superar los 1.000 gigavatios de capacidad solar instalada. Por su parte, Brasil alcanzó un hito en agosto de 2025, cuando el viento y el sol aportaron más de un tercio de su electricidad, evitando mayores emisiones de gases de efecto invernadero en un año de baja producción hidroeléctrica. Además, según un reporte de Rho Motion divulgado por Reuters, en septiembre de este año se vendieron 2,1 millones de vehículos eléctricos o híbridos en todo el mundo, un récord mensual que muestra claramente que el transporte limpio está dejando de ser nicho para convertirse en norma.

En este contexto global, la COP30 produjo resultados palpables gracias al protagonismo de gobiernos estatales, ciudades y regiones. California firmó acuerdos internacionales sobre transporte limpio y resiliente con Nigeria, colaboraciones en energías renovables y almacenamiento con Alemania, y un memorando de entendimiento con Brasil para la conservación de ecosistemas. Estas alianzas buscan ampliar el acceso a tecnologías limpias, diseñar redes eléctricas más robustas y compartir experiencias legislativas en políticas climáticas.

La cumbre también marcó récord de participación de ciudades y regiones. El Foro de Líderes Locales reunió a más de 14,000 actores municipales, estatales y provinciales comprometidos con impulsar soluciones climáticas sobre el terreno. 

La ausencia federal no silenció a las voces latinas: organizaciones como Sachamama y GreenLatinos representaron a las comunidades más afectadas por olas de calor, incendios y desastres climáticos. 

“Millones de estadounidenses, especialmente comunidades latinas y de primera línea, están exigiendo acción climática, no retrocesos. Vinimos al Amazonas para fortalecer nuestras alianzas internacionales y mostrar que el verdadero liderazgo de EE.UU. viene de la gente, no de quienes están en el poder y niegan la ciencia y la justicia”, expresó Ean Thomas Tafoya, de GreenLatinos. En COP30, estas organizaciones impulsaron redes de apoyo para migración climática, justicia territorial indígena y acceso a infraestructura limpia, temas que afectan directamente a barrios latinos en Texas, Arizona, Florida y California.​

Los avances en la búsqueda de fondos para que las ciudades puedan enfrentar el cambio climático han progresado. Uno de los temas centrales fue la llamada Hoja de Ruta de Bakú a Belém, un plan que busca reunir $1,300 miles de millones de dólares al año para invertir en proyectos que mejoren viviendas, creen empleos verdes y protejan a la gente del calor extremo. Actualmente, estos fondos cubren sólo alrededor del 20% de las necesidades identificadas. Pero en Phoenix, Arizona, por ejemplo, esta inversión pública permite poner techos frescos, plantar más árboles para dar sombra y mejorar la calidad del aire en barrios con mucha población latina, protegiendo así a familias y trabajadores agrícolas de las olas de calor frecuentes en la región.

A nivel internacional, Brasil y socios europeos lograron mantener el debate sobre el fin de subsidios a combustibles fósiles y avanzaron en esquemas de financiamiento para soluciones de adaptación y resiliencia

El lema de la ONU fue claro: “Cuando fluye el financiamiento, crece la ambición”, afirmó Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). Con ese espíritu, durante la COP30, se puso en marcha el Fondo de Pérdidas y Daños, que logró compromisos superiores a 760 millones de dólares, con 321 millones desembolsados y nuevos aportes de España y Suiza. 

Líderes indígenas y activistas interrumpieron sesiones haciendo presión y exigiendo compromisos reales, recogidos en la agenda negociadora y el pronunciamiento final de la COP30. Y, por si fuera poco, doce países firmaron una declaración para luchar contra la desinformación climática, que como periodista y líder ambiental, puedo atestar que no es poca cosa.

Los debates y avances en Brasil nos llevan a confrontar una realidad ineludible: ¿quién lleva el liderazgo en estos tiempos en que los desastres climáticos son cada vez más frecuentes y destructivos? No se trata solo de quién habla más alto o aparece en la foto.

En Belém, mientras algunas voces se ausentaron, otras eligieron asumir los retos y buscar soluciones, crear puentes de apoyo y demostrar que la responsabilidad con el planeta y las comunidades no se negocia.  

Esta es la lección más clara que nos deja la COP30: ocupar un asiento es solo el primer paso; el verdadero liderazgo es atreverse a actuar cuando nadie más lo hace, cargando con la responsabilidad de cambiar nuestro destino común. Es estar presente, a pesar del miedo y la incertidumbre, porque el futuro se escribe con valentía.

Como bien dijo en Brasil durante la COP30 Christiana Figueres, arquitecta del Acuerdo de París: “El mayor mito que la gente cree sobre el cambio climático es que somos víctimas. Decide hoy que vas a ser parte de la solución y no de la polución física o mental”. “A mi lo que me da optimismo cada mañana es saber que todo es posible (…) El optimismo no es blando, es tenaz. Cada día trae noticias oscuras…. Tenemos que elegir perseverar con valentía”, asegura Figueres en su libro El futuro que elegimos.